martes, 25 de junio de 2013

VAMPIRO O SUPERHOMBRE.

hola chic@s, ya sé que estamos de vacaciones y lo que menos quieren, es que alguien les recuerde algo acerca de la escuela pero saben?, creo que este es un tiempo perfecto para reflexionar algunas cosas y, aprovecho este espacio para hacerlo.
Todo va de la mano y, pensando en algo donde pudieran mezclarse nuestros conocimientos sobre la mente humana y la filosofía o la comprensión de nosotros mismos, no se me ocurre otra que colocar todo esto en la figura icónica del Vampiro como portador de una naturaleza más parecida a la del Superhombre que describe Nietzsche, complementado quizá con todo ese bagaje cultural del que hemos hablado en tantas ocasiones en las clases de filosofía.
A nivel mental o como gusten llamarlo, el Vampiro es la viva imagen del delirio, la demencia y el exquisito placer que el hombre pueda experimentar en el dolor. Pero, ¿porqué digo todo esto? ¿serán acaso sólo fantasías mías? Pues no, le tengo un profundo amor a esta filosofía y a esta forma de ser, ver y enfrentar el mundo.
Ciertamente, creo que esta figura icónica, debe y merece ser alejada de la visión comercial y literaria, para situarlo en un plano más profundo de la psicología, la filosofía y la sociología humana, ya que a mi perspectiva, estos seres tienen algo más que ofrecer al hombre.
Ahora bien, ¿porqué lo comparo con el superhombre de Nietzsche? Si bien es cierto que todos los filósofos y grandes pensadores de siglos pasados, tienen un gran mérito dentro del terreno de la filosofía y nos aportan algo nuevo todos los días o cada vez que nos introducimos en sus teorías, sin duda para mí, sería Nietzsche uno de los más destacados, ya que en él podemos encontrar reflejadas todas o casi todas las facetas de lo que para él constituye al superhombre.
Ahora bien, el superhombre en teoría, nos habla de un ser cargado de emociones, que se ve a sí mismo dueño de su destino, abandonado a su suerte por un Dios al que jamás a conocido, por lo que niega su existencia, dotado además por un gran amor a la vida, que sabe que, al encontrarse sujeto a los demás, les profesa a estos un gran, infinito y único amor, capaz de llevarlo a manejar sus propias emociones con tal de no hacerles daño, pero que tampoco se ve reprimido necesariamente por los convencionalismos sociales.
No muy lejos de todas estas suposiciones, podríamos encontrar al Vampiro, quien ha conseguido convertirse en un ser independiente, dueño y portador de una carga intensa de emociones (lo cual lo hace sufrir) y de un amor profundo hacia la humanidad, un ser igualmente abandonado por un Dios, sea este malo o bueno, quien no puede negar su naturaleza y vive condenado a ella (les suena, porque a mí sí), que al igual que el superhombre de Nietzsche, se ha visto relegado de una sociedad que no puede asimilar su existencia ni su forma de ser.
Por supuesto, que también lo pintan como un lunático, un demente y un sincero apasionado por la belleza, un ente a quien le fascina el más leve aleteo de una mosca, atributos que en teoría debería poder poseer el hombre. Por supuesto que este ser fantástico también puede matar y hacer daño ( y que hombre no?), pero que también, puede decidir hacer a un lado sólo por un momento estos impulsos con tal de disfrutar una noche más contemplando la belleza del mundo y los mortales que le rodean.
Los símbolos como la sangre y ese tipo de cosas, pueden muy bien pasar a un segundo plano cuando se entiende lo que hay detrás de estos seres aparentemente sacados de la imaginación de mentes que no han podido reprimir su deseo por expresar y dejarnos ver el lado más doloroso y sublime del alma humana.
Por último, les hablaré de lo que desde mi perspectiva, es uno de los elementos más atractivos del vampiro. Primero que nada, el vampiro es un ser tremendamente apasionado y seductor, debido principalmente (según yo) a su capacidad de valerse por sí mismo y no reprimir su dolor, sino darle rienda suelta y dejar que corra como agua de manantial a través de la música u otros elementos en los que nosotros encontramos un consuelo y deleitarse con la visión del ser humano.
Por último, me parece infinitamente atractivo, el hecho de que la represión en ellos es, si ustedes quieren, muy sutil (visible apenas en unos pocos aspectos), pero esencialmente es un aspecto que pasa desapercibido, puesto que todo en él es pasión y delirio exquisito, además, enfrenta su humanidad con gran entereza, aún cuando este quebrado por dentro, pues su profundo amor lo impulsa a ello. Es por todo esto que para mí, la figura del Vampiro, es una metáfora del superhombre de Nietzsche.