jueves, 4 de julio de 2013

MI ALFA Y MI OMEGA.

Los misterios de la vida, la muerte, el amor, el tiempo, la mente y el espacio, son infinitos e indescriptibles hasta en su forma más simple. Adentrarnos en ellos, implicaría caer, errar y volver a intentar, algo que realmente pocos estamos dispuestos a hacer.
La mayor parte de nuestras vidas, pasan como un juego en el que las opciones se reducen básicamente a dos: o ganas, o pierdes.
A muchos de nosotros, nos es difícil poder determinar quiénes somos y hasta dónde somos, por lo que en muchas ocasiones nos ayudamos como lo hemos visto a lo largo de esta materia, en herramientas como la terapia psicológica, el diálogo con uno mismo y otro tipo de herramientas que nos ayudan a entender cómo trabajan y se conjugan los elementos y experiencias que componen nuestra vida, para poder entender mejor quién es aquel a quien nos enfrentamos todos los días y por qué actúa como lo hace y, aunque esto aplicaría también a un agente externo, aquí me refiero más bien a un agente interno que, aunque suene egoísta, es el primero y único portador de las herramientas necesarias para poder sobrellevar nuestra existencia.
El problema, es que no siempre estamos en condiciones de valorar, comprender y responder satisfactoriamente a las demandas de ese otro ser que en realidad soy yo, y sin embargo, resulta que ese pequeño duendecillo o ser amorfo (que según yo, vendría a ser lo que llamamos alma o consciencia), viene a convertirse en mi principio y mi fin, mi alfa y mi omega o, como diría Sartre expresado con palabras de una servidora, vendríamos siendo nosotros mismos, encargados de nuestro propio destino, de lo que decidamos construir, bueno o malo, correcto o erróneo, blanco o negro.
Pensándolo bien, ahora me parece una deliciosa coincidencia el hecho de que el mundo esté lleno de contradicciones, ya que de no ser así, sería prácticamente imposible que podamos ser objeto de transformación.
Ahora pienso en un gran, único y verdadero amor, el que pueda expresarle a mis contradicciones y deseos más profundos. Un amor, capaz de llenar los vacíos de la mente. Por supuesto, esto no sería posible sin la ayuda del otro, por lo que es prácticamente insoportable vivir alejado o no amar al otro, a ese espejo en el que por un momento, llegamos a encontrarnos y entender el mundo.
Finalmente, yo diría que tod@s estamos dominados de alguna forma por esas pequeñas contradicciones que amenazan con volverse delirantes y rayan muchas veces los límites de la cordura, pero, afortunadamente hay otra contradicción llamada "el otro", dispuesta inconscientemente, a frenar ese impulso que intenta salir y volverse demencial.

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